Como cineasta desconocía la sintaxis del medio y de ahí que daba la sensación de ser vanguardia, de romper estilos. Pero como escritor estaba dotado de una sensibilidad única. Fue en la literatura donde Pasolini mostró su arte. Nos llega ahora este pequeño gran libro que, como siempre, Gallo Nero nos presenta en una cuidadísima edición.
Ciudad de México, 30 de junio (SinEmbargo/Culturamas).- Entre junio y agosto de 1959, montado en un Fiat 1100, Pasolini recorre "la larga carretera de arena" de Ventimiglia hasta Palmi y de allí, "presa de una especie de obsesión deliciosa", llega hasta el municipio más al sur de Sicilia para luego volver a remontar la costa oriental y llegar a Trieste. En La Spezia, desde donde sale hacia San Terenzo y Lerici, siente que está a punto de empezar uno de los domingos más bonitos de su vida. En Livorno no dejaría nunca "el enorme litoral lleno de jóvenes y marineros libres y felices". Y, finalmente, en el Circeo: "el corazón me late de felicidad, de impaciencia y de orgasmo. Solo con mi 1100 y todo el Sur delante de mí. Comienza la aventura".
Es la revista Successo la que encarga a Pasolini este reportaje que finalmente saldrá en tres partes entre julio y septiembre. En su viaje, el poeta encontrará amigos, intelectuales y personajes conocidos, se entusiasma con la gente simple de los pueblos más remotos (en Portopalo "la gente está como loca y es la mejor de Italia, raza purísima, elegante, fuerte y dulce"). Con su entusiasmo por el descubrimiento, con su mirada emocionada y aguda de futuro director toma nota de imágenes e impresiones tan potentes que nos devuelven un cuadro de la Italia de entonces, una Italia donde la explosión económica todavía no prevalece sobre la felicidad y el sueño pasoliniano de inocencia.
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Pier Paolo Pasolini nace en Bolonia el 5 de marzo de 1922. Durante su infancia y adolescencia sigue al padre militar en sus movimientos de una ciudad a otra por el norte de Italia. En 1942, debido a la guerra, se refugia en Casarsa, el pueblo de su madre. Ese mismo año escribirá Poemas en Casarsa, obra a la que siguen Las cenizas de Gramsci, Poesía en forma de rosa, La mejor juventud y La religión de mi tiempo. En 1950 se traslada a Roma y hace su debut narrativo con Chicos del arroyo, una corrosiva crítica social de su tiempo. En los '60 dirige su mirada al cine y firma el guion y la dirección de su primer trabajo, Accattone; a partir de entonces sumará casi una película al año. En 1973 inicia su colaboración con Il Corriere della Sera, y sus artículos, en los que enfrenta sin complejos las dolorosas cuestiones de la Italia contemporánea, serán sucesivamente recopilados en dos antologías: Escritos corsarios y Cartas luteranas. Asesinado en la localidad marítima de Ostia, cerca de Roma, su vida concluye el 2 de noviembre de 1975.